miércoles, 18 de abril de 2012

Historia de los Ovnis


En el próximo siglo, que es el IX, dichos textos de historias de ovnis le pertenecen a cierto Agobardo, nacido en España en el 779 y llego a Francia cuando tenía tan solo 3 año, se crío en este país y a los 37 años se convierte en arzobispo de Lyon.
Explicaba en ellos monseñor que habían objetos que a veces atravesaban los cielos y que no obstante descendían a la tierra.
Cuentan que desde el 810 como observo Eginhardo, secretario y biógrafo de Carlomagno, en el capitulo 33 de su obra Vita Korali, contaba que pasaba por la ciudad de Aquisgrán y de repente vio un globo flamante, de gran tamaño que bajo del cielo y tomo dirección rumbo al occidente.
El caballo del rey se asusto muchísimo y levantando sus patas delanteras lo tiro al suelo.
Antes de alcanzar la humanidad en el que se anunciaba nefasto año 1000, iba a tener una nueva y asombrosa aparición, que mas tarde sería llevada a un texto irlandés. Era sorprendente y muy difícil de aceptarla, e incluso hasta en nuestros tiempos que tantas cosas extrañas van pasando.
Se dice que el primer testimonio más importantes era de los albores de la edad media, fue el que contó el fraile Gregorio de Tours en sus historias de ovnis francorum, publicada en el 585 de nuestra era.
Este religioso, autor de una historia de la iglesia gentis anglorum que lo iba a transformar en el padre de los historiadores ingleses, diría que una noche vio algo increíble. Estaba en un panteón cerca del convento de Barkon, a orilla del río Támesis, de pronto una luz muy fuerte bajo del cielo, rodeo a varias monjas que se encontraban orando y dio un par de vueltas hasta que se alejo y se perdió.
Unos años más tarde de morir San Beda, aparecieron en el 776 los Annales Laurissenses, donde aquella vez se hablo de una especie de escudos voladores que atacaron a la caballería de Carlomagno. Antes de culminar el s. VIII, las crónicas anglosajonas se referían en el 793 a las luces, iguales a dragones rojos, que vieron unos campesinos en la Northunbria. Y en el 796, en las flores historianum originales del monje Benedictino Roger de Wendover, se puede decir que volaron sobre Inglaterra unos globos luminosos que pudieron ver unos ciudadanos asombrados.

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